El crecimiento de la población y la mayor prosperidad, economías en constante expansión, rápida urbanización y la globalización, está aumentando la demanda mundial de energía, agua y alimentos a un punto más allá de la capacidad de carga de la Tierra. Junto con el cambio climático, esas presiones están provocando una importante degradación ambiental en muchas partes del planeta. América Latina (AL) es particularmente vulnerable: la deforestación de las selvas tropicales, la pérdida de productividad de la tierra inducida por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la degradación de los recursos naturales, la escasez de agua y los efectos en los sectores de pesca y turismo, todos han aumentado recientemente. Estas tendencias tienen consecuencias directas en las sociedades y economías regionales, nacionales y locales, pero también efectos muy significativos a nivel mundial, porque algunos de estos países son grandes exportadores de alimentos (carne, verduras y frutas), energía y otros insumos de producción.